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El ultimo hogar

Meditando

Sabes que es para tí

Sabes que es para tí Me siento en el filo de esta cornisa y miro la calle.
Todo parece lejano... luces, gente... todo evoluciona delante mio.
Cierro los ojos y puedo recordar el pasado. Su aroma. Las sensaciones.
Lo extraño.
Saco un cigarrillo de la chaqueta. Hace algo de frio, pero no me preocupa en absoluto.
Resulta irónico que ahora, empiece a fumar.
Apoyo la espalda contra la pared. Está fría. Pero es real.
Miro al cielo.
No ha cambiado. Está oscuro, lleno de puntos de luz, y silencioso.
Supongo que eso es paz.
En el edficio de enfrente las ventanas entreabiertas muestran historias de gente que no he visto antes, miran la tele, cenan, follan, discuten...
Precioso.
Camino hacia la escalera de incendios y subo al tejado. Se está más tranquilo allí.
Un gato maulla cerca del depósito de agua, y la grava del recubrimiento cruje bajo mis pisadas. Aun está cálida por el sol del dia extinguido.
Miro el horizonte preguntándome que habrá de venir, y donde me guiarán mis pasos.
Tiro el cigarrillo.
Abro la puerta de la azotea y bajo las escaleras.
En casa no hay nadie.
Me siento en el sillon que hay junto a la ventana, y miro la sala.
Está vacía. Silenciosa.
Sólo mis libros visten las paredes, en la mesa... una baraja de cartas del juego que deseaste que compartiesemos.
En la mesita... mil dados.
Pongo un cd... "no puede llover todo el tiempo".
Cierro los ojos, y te veo a tí.
Lloro por lo que ni fue, ni podrá ser.

(Para ti, de alguien que sueña despierto, y que no sabe donde le llevaran sus pasos).